Después
de enamorarse de una mujer misteriosa, al dueño de una librería le cuentan que
no es más que parte de un mundo virtual, cuyo creador lo está utilizando para
mejorar al ser humano. Los enamorados deben luchar contra este creador (no llegué
a entender el porqué) que resulta ser, también, virtual.
La
historia, contada de esta manera, no es muy original.
Película de bajo presupuesto y entretenida, con toques de la saga Matrix, de Free guy, Inception y de otras cuantas más, me ha ido haciendo pensar, desde el principio, en lo que escuché en las conferencias de la “no dualidad”, a las que asistí en mi país de origen: todo lo que vivimos y experimentamos no es real (entendiendo la realidad, como la entendemos), sino una especie de “novela” que está siendo escrita (actualmente, un sector científico habla de “simulación”).
Al final de la
película, el “auténtico creador”, en un diálogo entre él y los dos
protagonistas, que le da la definitiva vuelta de tuerca, afirma que es posible que
él mismo sea, también, virtual, una creación más de otro creador mayor y, así,
¿hasta el infinito?; de aquí, el título de la película, Niveles.
¿Qué tal si trasladamos este argumento a nuestro "universo”?

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