Cuando
vi esta película, en su estreno en las salas de cine, me gustó, nada más. Más
de veinte años después, el universo me dijo que la revisitara y... mi atracción
hacia ella ha aumentado, pero, esta vez, debido a lo que estoy experimentando en
mi vida, debido al grado evolutivo al que he llegado y al paso que estoy a
punto de dar; eso sí, para entender el mensaje por completo, tuve que recibir
una explicación, por la noche y viajando a otras realidades.
¿En
qué crees?; ¿de dónde vienen tus creencias?; ¿de dónde surgen?, ¿de tu entorno,
de tus circunstancias, de tu educación, de tus padres y/o antepasados, de tu
cultura, de tus tradiciones, de la religión que profesas o no...?
Para
creer en lo que crees, ¿qué necesitas?, ¿pruebas físicas, incluso,
científicas?; ¿te crees todo lo que te digan, sin comprobar nada?; ¿escuchas a
unos y a otros y, finalmente, sacas tus propias conclusiones?...
Éste
es el mensaje principal que el universo quería que me llegara a mí.
Un
supuesto extraterrestre (Prot), con apariencia humana, aparece de repente. Es
alguien normal, apacible, tranquilo y, desde el principio, sincero con todo el
mundo; por ello, es encerrado en un psiquiátrico. El psiquiatra que le atiende
establece una relación MUY cercana con él, hasta el punto de plantearse de si
el supuesto extraterrestre dice la verdad o no; pero el médico decide buscar las
pruebas, que le lleven a probar que, simplemente, se trata de un desorden mental.
Ocurren
sucesos, durante la película, que hacen que dude, que, unas veces, sí piense
que Prot viene del planeta K-Pax y, otras veces, que no es más que un hombre
que sufrió unas “terrible” pérdidas y su manera de huir de ellas es ésta. Pero
el universo quiere que crea que todo es verdad, porque quiere que yo crea que
todo lo que me está pasando es verdad...
Mis creencias vienen de mi relación con él, confiando en él y en mí.
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