Cine para evolucionar: "Cellar door"

 


CELLAR DOOR

 

No es la casa; somos nosotros; lo que ocultamos; nuestros secretos. 

            La desgana me lleva, a menudo, a ver películas que frenen mis pensamientos y pongan mi cerebro a descansar, para que no tenga que darle vueltas a todo aquello que me remueve, negativamente hablando. Cuando estoy agotado (sobre todo, mentalmente), sólo quiero ponerme delante de la pantalla y nada más y el terror, desde mi niñez y en la mayoría de las ocasiones, me ha ayudado a conseguirlo (últimamente, ya no soy tan “exigente”).

            Comienzo a ver Cellar door sin saber nada ni de sus responsables, ni de la trama eso sí, convencido de que pertenece a aquel género (mi primera “equivocación”). A medida que la contemplo, tengo grandes tentaciones, por dos razones, de abandonarla (mi paciencia, en este sentido, ya no es lo que era): 1. todo es previsible (mi segunda “equivocación), una más sobre una pareja que, tras una tragedia, decide mudarse a un caserón, en donde hay un misterio. No hay nada nuevo ni en el contenido, ni en la forma de contar la historia; la fotografía, las actuaciones, la música, el ambiente, la tensión... todo es “correctito”, siendo generoso. Pero por desentrañar la intriga y por mi desidia, decido seguir adelante; 2. todo lo que ocurre en la película, las decisiones de todos los personajes, sin excepción, la descripción de sus relaciones... ¡TODO! conforma un perfecto manual para aquellos que quieran tener una vida basada en el miedo (me irrito; he de “superar” este punto, si es que quiero estar en PAZ).

            De repente, cuando a penas quedan 15 minutos para el final, el protagonista visita al anterior propietario de la casa y, en la conversación que mantienen, lo que este nuevo personaje (que aparece escasos tres minutos) le dice al protagonista le da la vuelta, completamente, al punto 2 y todos los “errores” se tornan en “aciertos” y delinean la tesis de la película: “con tu verdad por delante”.

            El final que le sucede... ya es otra cosa...

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